A continuación te mostramos las principales etapas de construcción de nuestros módulos, desde la preparación del terreno hasta los detalles finales que convierten cada contenedor en un espacio habitable y funcional.
Cada módulo es más que un contenedor: detrás de su instalación hay un proceso técnico y detalles curiosos que garantizan seguridad, durabilidad y confort.
Al llegar al lugar de instalación, se colocan pilotes para distribuir el peso del módulo y garantizar estabilidad en cualquier tipo de terreno.
Cada módulo puede adaptarse a distintos usos: vivienda, oficina, sanitario o quincho, siempre priorizando funcionalidad y confort.
Se refuerzan las paredes y se incorporan perfiles metálicos que aumentan la resistencia del contenedor para soportar modificaciones.
Los premarcos y cerramientos de hierro estructural proporcionan rigidez a las aberturas de puertas y ventanas, asegurando que mantengan su forma y funcionalidad durante toda la vida útil del módulo.
El cableado se coloca de forma segura y prolija, preparado para soportar las necesidades modernas de energía y confort.
Para mayor confort, se aplican materiales aislantes que reducen la temperatura interna, tanto en verano como en invierno.
El emplacado cubre las paredes internas, proporcionando un acabado limpio y estético, además de proteger la estructura metálica de la humedad y desgaste diario.
Se colocan pisos resistentes y sistemas sanitarios completos, garantizando higiene, durabilidad y facilidad de mantenimiento en el uso diario del módulo.
El cielo raso de PVC aporta un acabado elegante al techo, protege las instalaciones internas y facilita la limpieza, contribuyendo a un espacio habitable más confortable.
La colocación de ventanas y puertas de calidad permite ventilación, iluminación natural y seguridad, mejorando el confort y funcionalidad del módulo.
Con pintura, aberturas y terminaciones estéticas, el contenedor se convierte en un espacio habitable y atractivo.